Una reformulación de la Educación Religiosa recuperando su raigambre antropológica permite proyectar algunas iniciativas, en el horizonte de consolidar esfuerzos específicos y concretos, con rigurosidad y profundidad.
Las tres iniciativas se asumen en una comprensión del currículo desde la investigación, por lo que se plantean con base en los ciclos correspondiente a la Educación Básica Secundaria y la Educación Media.
Con el referente de la educación distrital en Bogotá, se ha construido un Marco antropopedagógico que vincula los intereses de la Educación Religiosa con los de la formación política y que se constituye en un paso inicial que amerita continuidad en diversas líneas. Una de ellas, parte de la necesidad de un aterrizaje curricular de los elementos que ganaron peso en el proceso investigativo, a partir de la construcción de un referente que tenga en cuenta tanto los conceptos emergentes como los perfiles religiosos de los estudiantes. Ahora bien, la educación religiosa recibida en la escuela parte de ciertos presupuestos que no siempre son tenidos en cuenta, o no de forma sistemática: cuestionamientos sobre lo que creen, el contenido religioso derivado de la familia, la construcción personal de una cultura religiosa, los elementos religiosos pertinentes de acuerdo con su edad, entre otros. Del mismo modo, la remisión a la evaluación de los aprendizajes implica las preguntas: ¿Qué evaluar en ERE? ¿Por qué y para qué evaluar? ¿Cómo hacerlo en edades específicas? Estas inquietudes remiten al reconocimiento de un área con un particular énfasis contextual que supone como supuesto indispensable la remisión a la realidad cultural y específica de las comunidades de las que hace parte la población estudiantil.
Con el objetivo general de establecer la influencia de algunos factores contextuales relacionados con lo religioso, en los procesos evaluativos de la Educación Religiosa Escolar, en estudiantes de ciclo 3 de Instituciones Educativas Distritales de Bogotá, se ha planteado un derrotero metodológico en tres fases: 1. Construcción del perfil religioso de los estudiantes, 2. Identificación de objetivos de la ERE, y 3. Análisis de técnicas y didácticas. Se encuentra en desarrollo la primera de ellas.
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La iniciativa que aún está en construcción parte de las siguientes intuiciones:
En el año 2018, se espera consolidar el proyecto.
Surgido de la experiencia interdisciplinar con el área de Ciencias Sociales en el Colegio Bravo Páez (IED), el proyecto parte de la coyuntura colombiana respecto al Proceso de Paz, los Acuerdos de la Habana y el denominado "pos-conflicto". Teniendo en cuenta los conceptos de memoria y resiliencia como alternativas de reconstrucción del tejido social desde el aula, se reconoce la Memoria como una moneda cuyas caras son: por un lado, el referente socio-político inherente a más de 50 años de conflicto armado -donde entra en juego el área de Ciencias Sociales-, y por el otro, las implicaciones de estas dinámicas en las historias personales marcadas por elementos propios de la trascendencia como el dolor, la muerte y el sentido de la vida -donde entra en juego el área de Educación Religiosa-.
Con dos años de implementación curricular -uno en paralelo y otro integrado-, la iniciativa ha logrado algunos alcances y resultados, y se proyecta su continuidad en el 2018 con el apoyo y colaboración de un par de profesoras en Río de Janeiro, Brasil.
Otras posibilidades que se visibilizan en el horizonte a mediano y largo plazo son:
Sobra decir que la vinculación a las experiencias aquí planteadas es bienvenida, así como la propuesta de otras que estén o curso o que se encuentren proyectadas; más aún, las ideas y posibilidades a las que entre todos podamos ir dándole forma, norte y fuerza.
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